La bebida más nutritiva

El origen de la cerveza es complejo y nos lleva a indagar en varias direcciones. La cerveza forma parte de nuestra historia, ha alimentado a la humanidad desde sus inicios, desde la aparición de la agricultura, la primera de las culturas. Cultura, claro, esa es la clave. La agricultura fue la primera manifestación de la cultura, el desarrollo de la capacidad de imaginar lo posible, de prever lo que era impredecible. La cultura que permitió a los hombres ser capaces de planificar la alimentación muchos meses antes de que surgiera la necesidad.

La primera pregunta es ¿desde cuándo hay cerveza? Iremos hasta el principio. Sabemos que en la Prehistoria se mezclaban las mieles con agua, dando origen a hidromiel, una bebida fermentada, nutritiva y de sabor muy dulce. Este proceso fermentativo de muy probable origen casual debió servir para que los observadores habitantes de aquella época replicaran el proceso. Pero en este caso tratando de replicar el proceso con otros productos, en especial con los cereales que ya comenzaban a cultivarse y que eran tan nutritivos y sabrosos.

Las primeras plantas cultivadas fueron precisamente los cereales, que entre el 12.000 y el 10.000, con la aparición del Neolítico empezaron a formar parte de la alimentación recurrentemente. Sin embargo, las fechas en Prehistoria cada vez nos van dando tiempos más antiguos, y recientemente se ha descubierto que en el 14.400 a.C. los seres humanos ya consumían granos de cereal. Y no sólo los consumían cuando estaban tiernos, arrancándolos de la espiga en verde, sino que además esperaban hasta que maduraran. Y finalmente elaboraban harinas, y con ellas unas tortas o panes. No debía estar muy lejos la época en la que la cerveza diera sus primeros pasos. Porque a lo largo de su historia siempre ha estado vinculada con la elaboración de pan, en un tándem que enriquecía las dos producciones.

La cerveza en Sumer

Pero hasta que las culturas más importantes de la Antigüedad no aparecieron, la cerveza no se convertiría en una bebida plenamente integrada y hasta cierto punto, estandarizada.Y fermentar controlando el proceso requería precisión, control y medida del tiempo y de las cantidades. No era una cuestión sujeta al azar, sino a la previsión.

Estas cervezas primitivas eran muy variadas y tenían sabores que quizás hoy nos extrañarían: dulzonas, condimentadas con hierbas autóctonas y de fermentaciones desiguales. Así que disponemos de evidencias arqueológicas a partir del 4.000 a.C., que provienen de la antigua Mesopotamia. Estos indicios están localizados en ciudades ubicadas en la actual Irán, en la ciudad de Godin Tepe, y también en la antigua ciudad de Hacinebi Tepe.  En ambas se han encontrado rastros de cebada fermentada. Pero también la literatura sumeria recoge la existencia de cerveza, y el héroe Gilgamesh la bebe. Y cuando lo hace, se transforma en un hombre civilizado. La cerveza, en Sumer, era signo de civilización.

La cerveza en Egipto            

Así que podemos decir que los antiguos sumerios fueron los primeros en fabricar cerveza. Pero la cosa se iba a complicar, como anunciaba al principio, y otras civilizaciones avanzaban en el mismo sentido gracias a la producción de cereal.

En la misma época, la antigua cultura Nubia, precursora de la civilización egipcia, fermentaría el grano para obtener bousa, una bebida que aún siguen elaborando los granjeros africanos. Y ese sería el comienzo de una larga y próspera relación entre los cereales y los egipcios. Hasta tal punto fue importante el consumo de productos a base de cereal en Egipto, que Hecateo, en la obra de Ateneo de Naucratis, denomina a los egipcios “comedores de pan y bebedores de cerveza”.

Desde los inicios de su producción, la cerveza no era solo una agradable bebida. Era muchísimo más. Era un líquido repleto de levaduras, azúcares, que provenía de diversos cereales, incluso a veces otros productos. Y con una gran riqueza para suplementar la alimentación. Y a veces, debido a esa riqueza nutricional, se convertía en el principal producto de la alimentación, especialmente en climas cálidos como es el caso del egipcio, en el que la hidratación era casi más importante que la alimentación. La cerveza, en tiempos egipcios, era la bebida de todo el mundo, incluso los a los constructores de pirámides se les pagaba parte de su salario con cerveza.

En cuanto a su elaboración, el líquido ya preparado, y antes de fermentar, se envasaba en unos recipientes muy curiosos, alargados y de cabezas negras y cuerpo rojizo. Una vez fermentada la cerveza, los recipientes se descabezaban y dejaban salir el líquido con toda su espuma. Pero era necesario beber con cuidado, llegar a la embriaguez en el mundo egipcio no estaba bien considerado.

El mundo clásico

Grecia y Roma también fueron productores de cerveza. Sin embargo no la tuvieron en tanta consideración como sí lo hicieron los sumerios o los egipcios.

Es interesante observar cómo estas culturas, y más la romana, consumían grandes cantidades de cerveza, incluso la ley contemplaba precios y calidades, por ejemplo, en el Edicto de Diocleciano, del año 301 d.C., se recogen los precios y calidades de la venta al público en su época. Pero se presentaba una época distinta, ya que  ahora la cerveza competía con el vino. Sin embargo, había variedades de cerveza, como zythum y el cadmo, incluso cervezas egipcias y bárbaras competían en el mercado romano.

Y como siempre, el tándem fundamental estaba compuesto por la cerveza y el pan. Las panaderías y las cervecerías, en Roma, solían ser lugares vinculados físicamente, como en el mundo egipcio. Esa cercanía facilitaba la producción de los dos grandes productos que provenían del cereal. Y se vendían en locales como el de la fotografía, que es la taberna de Lucio Vetucio Plácido, en Pompeya. Allí se preparaban  comidas calientes y frías, listas para comer o para llevar a casa. La gastronomía romana sí fue culta, refinada, complicada y ostentosa, una extraordinaria invención.

En Europa

Los bárbaros pueblos del norte también elaboraban cerveza desde la época de los romanos, era su principal bebida, que les caracterizaba, y era además una importante fuente de nutrientes y calorías.

Su consumo continuó, tras la cristianización de Europa, de la mano de los monasterios donde se recogieron las formas tradicionales de preparación y se mejoraron. Allí se comenzaría a controlar el proceso, vigilando los tiempos, el tipo de fermentación y los diversos ingredientes. Así, en los monasterios, la cervecería se localizaba junto a las panaderías, como en otras culturas, y era una de las bebidas cotidianas, que con frecuencia suplía la escasa alimentación.

Y Tartessos

El origen de la cerveza también nos conduce hacia el primer pueblo de Occidente. El primero, y además el más culto y rico de los pueblos iberos, como señaló Estrabón, fue un gran consumidor de cerveza.La bebida del Mediterráneo que surgió a través del cultivo de los cereales fue una de sus principales bebidas. Un líquido que sería signo y símbolo de cultura, de riqueza, de conocimiento y de técnica. Y Tartessos era todo eso.

Tanto el pueblo como los reyes tartesos bebían cerveza, lo que parece natural en una zona de producción cerealística, rica, próspera y culta. La primera civilización occidental estuvo representada por un pueblo capaz de construir importantes edificaciones, de elaborar ricas joyas  de oro, que dominaba un gran territorio y que conocía el comercio con mercaderes mediterráneos.

Todo aquello sucedía entre los años 1.200 y 800 a.C.

A lo largo de la historia, la cerveza ha formado parte natural de la transformación de una parte del cereal cultivado, hidrataba y era un alimento con elevado contenido en nutrientes. Era una bebida segura frente al agua, que se contaminaba fácilmente. Una gran fuente de beneficios en suma, que sin duda enriqueció la gastronomía.